Have a Nice Mail

Una carta puede cambiar tu día

martes, 30 de octubre de 2018

Hagamos la revolución posta...L - Parte 1


Una carta puede cambiar tu día, dice nuestra portada.  Y no es mentira.


Una vez, me lo cambió para mal:
Estando en la secundaria, recibí por correo, una carta anónima. Yo la abrí inocentemente, casi con emoción. Tenía un papel con un recorte de la última página del diario Clarín, que decía algo así como: "lo importante: no abrumar a los demás con nuestra charla".
Es verdad que, cuando entro en confianza soy muy charleta.  Pero a los 14 años, nadie hace insights sobre su modo de ser, y ese anónimo fue una piña en la autoestima.  Peor fue cuando me enteré que me lo habían mandado mis dos amigas.  A ellas les pareció gracioso... De hecho una de ellas (la que conservo), aún sigue pensando que lo es.  


Pero es un caso excepcional, yo era adolescente e insegura (ahora también.. sí, las dos cosas, jajajaja). La realidad es que, si un día, llegan a su casa y se encuentran con la sorpresa de una notita, una tarjeta, un dibujito de alguien querido, se activa la producción de serotonina a nivel chocolate 70% cacao.
Imaginen si toca timbre el cartero y les deja un sobre o una postal a su nombre. 


Fuente:  Magnolia Box


El factor sorpresa, es uno de los elementos más lindos del correo. 
Eso, y el hecho de sentir que alguien se acordó de uno y se tomó más que el ratín que implica escribir un mail o mandar un mensaje vía WhatsApp.  


Por eso, cuando conocí el mundo del snail mail, en su versión moderna, se me dio vuelta la cabeza.
Y fue ahí donde se empezó a gestar una parte de Have a Nice Mail.
En la búsqueda y lectura de blogs sobre el tema, fue que descubrí a Ishtar, y ahí flashee felicidad nivel, Charlie heredando la fábrica de Willy Wonka.


Y creo que fue en su blog que encontré una vez un posteo sobre el proyecto Dear Stranger.  Era una chica que dejaba sobrecitos con saquitos de té para perfectos desconocidos, con un mensaje cálido.    (El link es a la cuenta de Ig, pude acceder al blog).  
Fuente: @dear_stranger_project

No se imaginan el acelere que me generó esa idea.  Yo quería hacer algo así, entendía que debía generar un impacto hermoso en los otros y sentí que era necesario lograrlo.
Pero rápidamente me acordé que vivo en Argentina, más precisamente Buenos Aires.  Nadie en sus cabales tomaría un té que alguien le dejó en el canasto de la bici.  Y antes que eso, nadie abriría un paquetito anónimo, por más lindo que se viera.  O casi nadie.



Así que después de darle un varios pares de vueltas al tema, lo guardé en mi cajoncito mental de: todo llega a su tiempo.

Cuando por fin pude empezar junto a Paos, con los swaps desde este pequeño lugarcito, sentí que ya había llegado.  Yo me creía en la cima de la Snail Mail Revolution.
Hasta que, tal como le pasó a Homero Simpson (y sí, alguna vez tocaba referenciarlo), miré para arriba y vi que todavía no estaba en la cumbre.  Ouch!

Volvió la calesita mental, y hace poco, de repente empezaron a caer, como imágenes de peli que muestran imágenes de la vida (qué lío, pero se entendió, no?):  el recuerdo de Keri Smith y su propuesta para ser un artista de guerrilla; el deseo de cerrar el ciclo de Paos con una actividad especial; Dear Stranger Project; la primavera y los picnics; la vida online que cada vez nos desconecta más de lo real y auténtico; la sensación de que todos estamos con el pie en el acelerador, agrietados y agreteados; la convicción de que la creatividad es una pieza imprescindible en el sushi que alimenta nuestro espíritu; y otros etc, hicieron boooooooooooooooooooooooom!
Y salió el primer encuentro de Postales de Guerrilla.



Ay, qué copado!  Y?

Y... sigo mañana, porque ya les dije: me encanta el factor sorpresa.









2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ahh, jajaja. Pero viste que no te hicimos esperar nada para el capítulo II?
      Gracias por leernos Nana!

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